sábado, 23 de febrero de 2013


La evaluación está "instalada" dentro del proceso educativo aunque, como señala Philips Jackson: "Mucho antes de llegar a la edad escolar, cada niño experimenta el dolor del fracaso y el júbilo del éxito; pero sus logros, o la ausencia de éstos, no se hacen oficiales hasta que ingrese en el aula. A partir de entonces se acumula poco a poco un registro semipúblico de su progreso y, como estudiante, tiene que aprender a adaptarse al espíritu continuado y penetrante de la evaluación que dominará sus años escolares". 
Es importante señalar, no por novedoso sino por significativo, que la evaluación debe ser coherente con el proceso de enseñanza, con la necesidad de obtener una retroalimentación que permita modificar aspectos de la enseñanza que mejoren la comprensión por parte de los alumnos y poder así verificar lo aprendido.

Wilfrid Gordon Mcdonald Partridge